Tras un histórico fallo de su máximo tribunal que modifica la Constitución y desafía a la Iglesia católica en un país históricamente conservador. La resolución de la Corte Constitucional este miércoles con cinco votos a favor y cuatro en contra, desató el júbilo de grupos LGTBI y activistas de derechos humanos en la plaza Foch, en el centro moderno de Quito, así como en el puerto de Guayaquil (suroeste). Ecuador, un Estado laico pero donde el clero ejerce fuerte influencia, se suma así a Argentina, Brasil y Colombia en el reconocimiento de derechos de los homosexuales en Latinoamérica.
Ecuador dio un primer paso en 2015, al validar la unión de hecho de parejas del mismo sexo mediante una reforma al código civil. Ahora, la Corte Constitucional se pronuncia a favor del matrimonio homosexual al examinar las demandas de dos parejas de hombres que alegaban el derecho a contraer matrimonio ante las autoridades civiles. Una de esas parejas la integran Efraín Soria y Javier Benalcázar.
En la plaza Foch, varias decenas de personas ondeaban una gigante bandera arcoiris del movimiento LGTBI, mientras Pamela Troya y Gabriela Correa, quienes mantienen una relación de pareja desde hace una década, se unían simbólicamente en matrimonio. Esta pareja de mujeres impulsa el matrimonio igualitario en Ecuador desde 2013. Sobre unas sillas y en plena calle, Troya le dio el «sí, acepto» a su pareja: «Hoy te doy un sí, un sí grande, un sí gigante, quiero ser tu esposa», dijo desatando gritos de alegría de otros homosexuales, que se abrazaban y besaban.
Pero el matrimonio gay generó también la reacción en contra del sector conservador. La política de derecha Poly Ugarte estimó que el máximo tribunal «no puede cambiar la Constitución, debe haber una reforma». «Si quieren ideología de género, matrimonio igualitario o aborto, vamos a una consulta popular. Decisiones que afecten a nuestra vida y familia deben ser consultadas al pueblo», señaló la exdiputada a través de su cuenta en Twitter.
Los jueces que se opusieron en la Corte sostuvieron que la «vía adecuada para reconocer el matrimonio igualitario es el procedimiento de reforma constitucional que le compete a la Asamblea Nacional».
«El pronunciamiento es obligatorio en el país porque las decisiones de la Corte Constitucional obligan a las autoridades ecuatorianas» a acatarlas, dijo el constitucionalista Gustavo Medina. La resolución «es vinculante y obligatoria», por lo que «tendrá que aplicarse en el país», insistió Medina, expresidente de la Suprema Corte de Justicia y abogado del Estado.
Para Christian Paula, abogado de la Fundación Pakta, que asesora legalmente a casi una decena de parejas del mismo sexo que buscan casarse en el país, la decisión de la corte «implica que el Ecuador es más igualitario, es más justo que ayer, que se reconoce que los derechos humanos deben caber para todas las personas sin discriminación».
En 2008, el entonces presidente Rafael Correa sacó adelante una nueva Constitución, de corte socialista, que ratificó el matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer, dando continuidad a la versión anterior de la Carta Magna. Pero está prohibida la adopción para parejas del mismo sexo. Sin embargo, los jueces constitucionales se acogieron a principios «favorables a la igualdad de la persona» y en rechazo a «todo tipo de discriminación».
En medio de vivas por la comunidad LGTBI y la familia diversa, la activista Pamela Troya, portavoz de la campaña Matrimonio Civil Igualitario Ecuador, recordó este miércoles que «ha sido un camino muy duro, muy largo, difícil también». «Finalmente hoy es un día histórico para el Ecuador porque es un poco más justo e igualitario», afirmó.
Y también Efraín y Javier, una de las parejas cuya demanda ha dado lugar a este pronunciamiento de la Corte, estaban contentos. «Quiero saludarle a Javier, está en Guayaquil. Mi vida, te amo», exclamó Efraín a la prensa en Quito. Agregó sentirse alegre por «poder alcanzar la igualdad» y animó a los homosexuales a no esconderse más y «disfrutar de esa dicha de ser iguales que cualquier otro».
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